sábado, 9 de agosto de 2008

Cuando hablamos de género nos referimos a las diferencias culturales que existen entre mujeres y hombre. Como se trata de diferencias culturales, esto quiere decir que no son naturales, sino creadas por la cultura al paso del tiempo.

Si bien es cierto que nacemos con diferentes órganos genitales (pene o vagina, son la parte exter- na), no es natural que las mujeres o los varones debamos comportarnos de una determinada manera o que unas personas tengan más derechos que otras. De la cultura en la que nacemos aprendemos a comportarnos de una manera determinad. Y como se trata de un aprendizaje, se puede cambiar y ser de otra forma.

Hay muchas cosas que nos gustan de estos comportamientos aprendidos, tanto para mujeres como para hombres, pero hay muchas otras cosas que no nos gustan y que podemos cambiar. Es muy frecuente que se nos niegue la posibilidad de comportarnos de alguna manera; por ejemplo, cuando alguien nos dice que las mujeres no deben ser bruscas o que los varones no deben llorar. A veces el género es como una etiqueta que nos obliga a comportarnos de una manera determinada.

En resumen, el concepto género comprende aquellas reglas, normas, costumbres y prácticas a través de las cuales las diferencias biológicas entre las mujeres y los hombres se transforman en diferencias sociales. Esto incluye ademas relaciones de poder. Como resultado, tanto mujeres y niñas como hombres y niños son valorados de manera diferente y tienen oportunida-
des desiguales en la vida.

Esta desigualdad en las relaciones de género implica un desigual ejercicio de los derechos humanos también. Y como ya verás después en el apartado sobre derechos humanos, cuando las personas no pueden ejercer plenamente sus derechos y son discriminadas, se ven más expuestas al VIH, en este caso. Por ejemplo, cuando una mujer no puede decirle a su pareja que usen condón porque “qué van a pensar de ella, si hasta condones trae”, o cuando un varón solamente quiere tener relaciones sexuales pero sin protegerse “porque para eso son los machos”, estas son expresiones de desigualdad de género con claras consecuencias en el ejercicio de los derechos humanos y de la vulnerabilidad al VIH.

Si nos ponemos a pensar detenidamente, hay muchas ideas en nuestra cabeza que nos obligan a actuar de maneras que a veces no quisiéramos. Y es justo porque pensamos que si no actuamos lo que dicta esa idea, dejamos de ser mujeres o varones.

Incluso, cuando alguien tiene relaciones sexuales con personas de su mismo sexo, con frecuencia pensamos que “está mal” y las juzgamos y marginamos. Pero todo eso tiene que ver con las ideas que tenemos sobre qué es ser mujer y qué es ser varón, es decir con lo que se supone que es, según la cultura y las normas sociales, el ser hombre y el ser mujer.

Es importante que respetemos las decisiones de cada quien, pues cada persona toma sus decisiones de acuerdo con lo que piensa, con su historia personal y en el ejercicio pleno de sus derechos humanos.

La tolerancia es una idea fundamental para poder convivir con otras personas y reconocer que en cada quien hay un ser humano. Convivir y compartir con diferentes tipos de personas siempre nos enriquece mucho, porque podemos conocer sus puntos de vista y esto nos ayuda a tomar nuestras propias decisiones.

Una mujer sí puede pedirle a su pareja que tengan relaciones protegidas. Un varón sí puede tomar en cuenta las necesidades de su pareja y protegerla, al mismo tiempo que él se protege de cualquier enfermedad. Cada persona, cada pareja puede decidir cuándo y cómo tener relaciones protegidas, comunicándose y hablando abiertamente de sus decisiones. O sea, se trata de tomar decisiones concientes y no de funcionar como máquinas que tienen vergüenza de hablar de su sexualidad.

(Puedes utilizar las Dinámicas 6, 11, 15, 17 y 21 para compartir esta información)

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