martes, 5 de agosto de 2008

• Género y violencia:

Una de las consecuencias más terribles de las desiguales relaciones de género es la violencia, cuyas víctimas son quienes se encuentran en condición de desigualdad en el ejercicio de sus derechos.
Con frecuencia se dan muchos casos donde los hombres golpean a sus parejas o las tratan con otras formas de violencia que, aunque no sea violencia física, no dejan de ser violencia. Por ejemplo: el maltrato mediante palabras ofensivas o la constante burla, humillación o desprecio hacia su pareja o las mujeres de su familia.
También hay otras formas de violencia que a veces se piensa que son “naturales”, como cuando hay problemas económicos en la familia y se prefiere que los niños varones vayan a estudiar a la escuela y sus hermanas se queden a “ayudar” en la casa. Esto es consecuencia de la desigualdad en el ejercicio de los derechos humanos de las mujeres con respecto a los hombres.
Muchas mujeres no aceptan esta situación, pero se tienen que callar, porque si protestan pueden provocar más violencia contra ellas.
Hay otras formas de violencia que se dan, por ejemplo, entre hermanos y hermanas. O cuando se descalifica todo el tiempo a una persona.
Si bien se dan casos en que las mujeres también son violentas, es cierto que en la mayoría de los casos son los varones quienes ejercen la violencia hacia las mujeres o hacia los niños y niñas. Entre muchas razones, es la inequidad de género la causa.
Inequidad de género se refiere a las relaciones injustas que establecemos en la sociedad, donde los varones tienen más derechos que las mujeres; por ejemplo, a los varones se les pagan mejores salarios por hacer los mismos trabajos que hacen las mujeres, o nadie los molesta, les dice cosas ni los toca en la calle como a las mujeres, o no viven tanto el acoso sexual que las mujeres viven en sus trabajos, o ellos son quienes deciden por ellas si tendrán o no sexo protegido, o cuándo van a tener relaciones sexuales, etc.
Otra forma de inequidad y violencia contra las mujeres consiste en menos oportunidades que los varones para tener una educación o ganar dinero. Esto las pone en mayor riesgo de adquirir el VIH y otras ITS, pues son sometidas a violencia de género, abuso, obligadas a tener sexo a cambio de dinero o regalos y no pueden protegerse contra esas prácticas de riesgo.
También el tráfico de personas, los matrimonios forzados o a corta edad, la explotación sexual o prostitución. Muchas mujeres son obligadas a la prostitución pues es la única forma en que pueden ayudar económicamente a sus familias.
Como la adolescencia es la etapa en que los y las jóvenes están afinando su identidad y también ensayando en el noviazgo su vida de pareja, justo es el mejor momento para informarse y tomar decisiones sobre cómo tener una vida sana tanto física como psicológicamente.
En algunas culturas se espera que las mujeres jóvenes no sepan ni hablen de sexualidad, pues si lo hacen son mal vistas. Y se espera que los varones sepan y hablen de sexo y que tengan muchas parejas; pero tampoco tienen información verdadera sobre el SIDA y otras ITS. Ahora tú sabes que tanto las mujeres como los hombres tienen derecho a recibir información correcta y actualizada sobre el VIH y el SIDA, y a recibir los bienes y servicios necesarios para la prevención de la infección, y si se da el caso, para recibir el tratamiento.
En el caso de los varones, con mucha frecuencia se piensa que deben aceptar retos, comportarse de manera desafiante y hasta agresiva, son forzados a demostrar todo el tiempo su mas- culinidad, su virilidad, que deben ser valientes y no mostrar sus emociones. También se cree que deben tomar muchos riesgos, como el sexo sin protección, el abuso de substancias, tener muchas relaciones sexuales con muchas pare- jas, para demostrar que son varones. Esto los lleva a ponerse en riesgo e impide que aprendan a cuidarse y a cuidar a su pareja.
Otro factor en contra de los varones es que no buscan atención médica porque los han hecho creer que eso es solamente para los débiles. Y también los han hecho pensar que deben saber todo, por tanto no buscan información, esconden su falta de conocimiento y les da vergüenza preguntar y obtener más información sobre sexualidad, VIH, SIDA y otras.
Esto hace que les sea difícil platicar con su pareja las dudas que tienen sobre la sexualidad, no importa si su pareja es mujer o varón. A los varones les ayudaría mucho dejar de pensar que lo tienen que saber todo, pues les sería más fácil que buscar información y platicarla con su pareja.
Casi siempre nos comportamos de la manera en que lo hemos aprendido de nuestras familias, barrios, escuelas, amigos y amigas. Y con fre- cuencia se espera mucho de los varones pero se les dan pocas oportunidades; por esto se sienten presionados y resuelven las cosas a como las han aprendido: con violencia.
Es muy importante que las mujeres y los varones, siendo conscientes de las inequidades de género y los estereotipos, logremos cambiar nuestras formas de pensamiento, nuestras prácticas diarias, la forma injusta en que nos relacionamos y ejercemos el poder, pues de esto depende que logremos que los y las jóvenes no nos pongamos en riesgo, decidamos sobre nuestras vidas con la mayor información verdadera posible y nos mantengamos con salud, lograr relaciones más parejas, equitativas। Y esto es un trabajo para varones y mujeres, un esfuerzo para, juntos, ser mejores.

Basado en HIV/AIDS and Gender: Fact Sheet overview. (No.2, 3,5,10,11) UNAIDS Interagency Task Team on Gender and HIV/AIDS 2005

(Puedes utilizar las dinámicas 1, 3, 6, 11, 15, 16 17 y 21 para compartir la información anterior)

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